Blog de la materia Historia, destinado a alumnos de segundo año de la Escuela Secundaria.

viernes, 21 de junio de 2013

La Crisis del siglo XIV

Entre los siglos XI y XII Europa había experimentado una gran expansión: el fin del proceso de invasiones facilitó el aumento en la producción de alimentos y el resurgimiento de las ciudades. Relacionado con esto, el comercio se reactivó surgiendo un nuevo sector social: la burguesía.

Sin embargo, la Europa del siglo XIV seguía siendo rural: la riqueza se basaba aún en la posesión de extensiones de tierra y en los beneficios que de ella se extraían. Esta dependencia facilitó la crisis que se desarrolló durante este siglo. El aumento de población experimentado en los siglos anteriores hizo necesario el incremento de la disponibilidad de alimentos. Esto agotó la fertilidad de la tierras.

La menor disponibilidad de alimentos significó que la población se encontrara más vulnerable ante las enfermedades.En octubre de 1348 llegaron a los puertos italianos barcos provenientes del Cercano Oriente. En ellos, gran parte de los marinos se encontraban enfermos. Este fue el origen de la expansión de la Peste Negra, una enfermedad terrible que, en pocos meses, acabó con un tercio de la población de Europa.


De esta manera la describía Giovanni Bocaccio, escritor italiano que vivió en esos años terribles:


"Digo, pues, que ya habían los años de la fructífera Encarnación del Hijo de Dios llegado al número de 1348 cuando a la  ciudad de Florencia, nobilísima entre todas las otras ciudades de Italia, llegó la mortífera peste que o por obra de los cuerpos superiores o por nuestras acciones inicuas fue enviada sobre los mortales por la justa ira de Dios para nuestra corrección que había comenzado algunos años antes en las partes orientales privándolas de gran cantidad de vivientes, y, continuándose sin descanso de un lugar en otro, se había extendido miserablemente a Occidente.[...]

De la gente baja, y tal vez de la mediana, el espectáculo estaba lleno de mucha mayor miseria, porque éstos, o por la esperanza o la pobreza retenidos la mayoría en sus casas, quedándose en sus barrios, enfermaban a millares por día, y no siendo ni servidos ni ayudados por nadie, morían todos. 
Y bastantes acababan en la vía pública, de día o de noche; y muchos, si morían en sus casas, antes con el hedor corrompido de sus cuerpos que de otra manera, hacían sentir a los vecinos que estaban muertos; y entre éstos y los otros que por toda parte morían, una muchedumbre. 
Era sobre todo observada una costumbre por los vecinos, movidos no menos por el temor de que la corrupción de los muertos no los ofendiese que por el amor que tuvieran a los finados. Ellos, por sí mismos o con ayuda de algunos acarreadores cuando podían tenerla, sacaban de sus casas los cuerpos de los ya finados y los ponían delante de sus puertas (donde, especialmente por la mañana, hubiera podido ver un sinnúmero de ellos quien se hubiese paseado por allí) y allí hacían venir los ataúdes, y hubo tales a quienes por defecto de ellos pusieron sobre alguna tabla.
La gran multitud de muertos era conducida a las iglesias, todos los días y casi todas las horas para ser enterrados. No bastando la tierra sagrada a las sepulturas (y máxime queriendo dar a cada uno un lugar propio según la antigua costumbre), se hacían por los cementerios de las iglesias, después que todas las partes estaban llenas, fosas grandísimas en las que se ponían a centenares los que llegaban, y en aquellas estibas, como se ponen las mercancías en las naves en capas apretadas, con poca tierra se recubrían hasta que se llegaba a ras de suelo".

Bocacccio, Giovanni. El decámeron. Prólogo a la primera jornada




El impacto de la peste y sus consecuencias provocó cambios significativos en la sociedad. Muchas personas abandonaron las ciudades por temor al contagio de enfermedades. Los campesinos en cambio, ante la mortandad y la escasez de alimentos se rebelaron ante los altos tributos exigidos por los nobles y muchos incluso huyeron a las ciudades.
Los señores, ya debilitados por las frecuentes guerras en las que participaban y cada vez con menos campesinos que trabajaran las tierras, debieron contratar mano de obra a cambio de un salario. 
Comenzaba a finalizar así siglos de relaciones de servidumbre, propias de la sociedad feudal.


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